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miércoles, 24 de julio de 2013

Un día feliz, un día inolvidable...

Hoy os voy a relatar como fue uno de los días más felices de mi vida, el día de mi boda con mi ahora Marido, Jose.

Mi boda fue un día que pasó como un segundo pero fue un segundo tan intenso que lo recordaré toda la vida.

Los días previos a la boda fueron de locura pero con muchas sorpresas pues mis compañeros de trabajo me hicieron un detalle precioso que me hizo llorar de emoción.

Empecé el día con muchos nervios y con prisas porque la ceremonia era a las 11.30 de la mañana. Los nervios se pasaron al ver a mi ahora marido esperándome en la puerta del palacete de los jardines de Monforte, en Valencia. A partir de ese momento todo fue mágico.

En el banquete pusimos en cada mesa una foto de un lugar donde habíamos estado desde que nos conocimos, así que, además de número de mesa, los invitados estaban en ciudades diferentes.

Los primos de mi marido habían preparado tarjetas rojas y verdes para todos los comensales para sacárnoslas como si fueran los árbitros de un partido según nos diésemos los besos.

Hubo varios momentos de emoción pues le regalamos un ramo a mi cuñada y el mío se lo entregué a mi hermana. Mi cuñada además leyó un texto que nos hizo llorar a casi todos los invitados y después del baile nupcial que habíamos preparado con tanto esmero, le canté por sorpresa una canción a mi marido.

Para terminar, habían preparado un photocall y todos los invitados pasaron a hacerse fotos divertidas para luego plasmarlas en un álbum y regalárselo a los novios como libro de firmas.

Todos los invitados disfrutaron desde el primer momento y los protagonistas de la historia los que más. Un día para no olvidar jamás que mantendré grabado en mi memoria de por vida.

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